domingo, 9 de junio de 2013

Gracias a mi colegio, esta semana, tuve la oportunidad de visitar el Cottolengo, de Capital Federal (por si no saben de que se trata, aquí les dejo un link sobre el lugar: http://www.cottolengolagos.com.ar/index2.html) este lugar es el hogar de las desafortunadas personas que tienen discapacidades, y tal vez no son como nosotras. Pero me di cuenta, que no tenemos que llamarlas desafortunadas... porque en este lugar ellos se sienten bien, y tranquilos, están a salvo de la locura de mundo que nos rodea cada día... se sienten especiales por quienes son, no por como son. Como algo obvio que te permite reconocer este lugar, con esas maravillosas personas, es que estamos rodeados de riquezas tanto materiales como afectivas. ¿Por qué materiales? creo que es razonable... hay muuchisimas cosas que nosotros manejamos que ellos no pueden y ¿Por qué afectivas? pues porque no todas las personas que habitan allí, tienen a sus familiares cerca, ya que la mayoría de ellos son abandonados, o tienen muy pocas oportunidades de encontrarse con ellas, y no porque no se las permitan, sino porque están muy ausentes en sus vidas. Una de las cosas que no me esperaba de este lugar, es con la calidez que fuimos recibidos, por todos ellos. Tanto rizas y llantos pasaron por nuestros rostros al mantener una relación con ellos. Pero si hay algo de lo que no me arrepentiré nunca, es de haber realizado este viaje para ayudarlos, porque además de ser un "retiro espiritual" fue un momento de nuestras vidas en el que brindamos amor, colaboración y esperanzas para todos ellos. Si bien el fin del retiro era "saber quienes somos, sin y con máscaras" tuvo múltiples funciones en nosotros. Todos nos vimos unidos por un mismo sentimiento a pesar de nuestras propias diferencias y realidades. Fue un momento en el que nos dimos cuenta de lo que tenemos y podemos hacer, y como muchísimas otras personas (no necesariamente las del Cottolengo) sufren por no estar en nuestra posición.
Por eso propongo que seamos felices, con todas aquellas cositas que nos rodean en este momento, y podamos disfrutar de ellas, y de quienes somos.
SEAN FELICES CON LO QUE TIENEN

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2 comentarios:

  1. Me ha encantado la entrada Anabella! A veces pienso que hay gente que tiene mucho menos que nosotr@s y vive y ¿porque nosotros no? Tambien podemos. y tambien pienso que tenemos que estar agredecidos a la gente que nos quiere y nos ayuda cada dia.
    Buena entrada! :)
    besos Ares
    P.D: Pasatee :(

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  2. Buenísima tu experiencia Nenuchengui!!!...
    Es importante descubrir y palpar que Dios nos da a cada uno distintos dones y distintas cargas... Los dones son para que los ejercitémos al máximo y las cargas, para que con nuestros dones, sepamos, portarlas...
    Él, nunca nos da cargas superiores a nuestras fuerzas. Tenelo bien en cuenta...
    Las sonrisas y la amabilidad con la que fuiste recibida en el Cotolengo, se debe a que quienes allí habitan, Dios les ha dado una carga pesadísima...pero les regaló el "don" de la "alegría"...para enseñarnos a quienes, tenemos de todo (salud, trabajo, amor incondicional de familiares, amigos...etc etc), y nos quejamos o vivimos disconformes por tonterías... reflexionemos y cultivemos en nuestro corazón, el ser agradecidos, piadosos, misericordiosos y colaboradores en obra de Nuestro Señor!!!
    Después de semejante experiencia...seguro vas a pensar que esa corta visita, ha sido poca cosa, para palear los dolores o las angustias de aquellos a los que conociste...pero podés volver...aunque sea para leerles tus trabajos...o para llevar esas bandejitas o cajitas tan mononas que fabricás, llenas de caramelitos... Lo que digo quizás suene, infinitamente chiquito...pero acordate de lo que dijo la Madre Teresa: "A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota."
    Besitos de tu AMIGACHA ANÓNIMUS!!!

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