martes, 18 de agosto de 2015

Crudo: capítulo catorce

Nbaba
Tengo 4 años. Y me veo. Me veo durmiendo en la cama grande de mis padres y entre medio de ellos. Me llevaron allí luego de llorar media hora debido a una aterradora pesadilla. Fueron muy amables al permitirme entrar en su intimidad.
En realidad no estoy durmiendo. Estoy gozando de cada uno. Son mis héroes, y como tales los escucho respirar mientras se sumergen en el mundo de Morfeo. Huelo sus dientes y el perfume que emana de sus cuerpos. Toco sus manos. La de mi padre más áspera que la de mi madre, pero igual de tibia. ¿Quién pensaría que esta mano me golpearía por el resto de mi vida? Y ¿quién pensaría que la otra haría un gesto de saludo y se iría para no volver jamás?

martes, 11 de agosto de 2015

Crudo: capítulo trece

JustWaiting
Tengo 5 años. Y me veo. Me veo con mi unicornio de peluche en mi jardincito infantil y sentada en una enorme ronda entre niños: niños que no me miran con lástima, sino que se acercan y me preguntan cómo nombré a mi peludo animal. Les digo que es mujer y que se llama Bety.
Entonces me invitan a jugar con ellos mientras alagan a mi “super-duper-peinado-recogido” diciendo que es el mejor que han visto. En aquel momento recuerdo a mi mamá, que se levanta cada mañana sin falta, para prepararme el desayuno, vestirme y peinarme. Lo hace cada día con el mismo amor, sin dudar en ningún momento que me quiere. Es increíble el brillo que causa mi compañía en su alma. Se asemeja  a una gran cometa en el cielo nocturno. Una cometa que ansía convertirse en un deseo cumplido. La veo como una estrella. Ojalá pueda guiarme durante toda mi vida… así sabría que si alguna vez me pierdo en la incontrolable marea de mi vida, siempre estará reluciendo en el cielo para que la siga hasta mi rescate.

lunes, 3 de agosto de 2015

Crudo: capítulo doce

ImageShack® - Online Photo and Video Hosting
Tengo 6 años. Y me veo. Me veo compartiendo un almuerzo en familia: padre, madre, hija y el perro Toby. Todos comiendo un suculento pollo relleno, y lo disfruto. La mesa está rodeada de un aura calurosa y tranquila. Mi vida es normal. Todos vivimos en la normalidad del seno familiar: compartimos y nos divertimos. Me preguntan cómo me fue en el colegio hoy y planean futuros viajes familiares. Todo sucede adelante mío: me integran en las decisiones e ilusiones. Reímos, hablamos, sonreímos. Mi padre toma a mi madre de la mano con extrema dulzura, y a mí me acaricia el cabello tan suave como si cuidara a un cristal. Ahora soy su cristal, y somos una familia.
Que bonitos se los ve: tan tiernos como siempre…tan enamorados uno del otro. Me los imagino incapaces de abandonarse y lastimarse. Desearía poder guardarlos en una cajita para protegerlos y sacarlos cuando necesite un poco de su habitual cariño.