
"Me encantó estar junto a la fogata después del anochecer. Me encantó ver como las chispas del fuego subían flotando y desaparecían en la noche. Y como el fuego iluminaba las caras de la gente. También me encantó el sonido de la fogata. Y que el bosque fuese tan oscuro que no se veía nada de lo que había alrededor, y que si mirabas hacia arriba podías ver un millón de estrellas. En North River Heights el cielo no es así. Pero en Montauk es parecido: es como si alguien hubiera espolvoreado sal sobre una mesa negra brillante."
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