domingo, 15 de septiembre de 2013

La propuesta

Cuando me acerqué a la cafetería donde habiamos quedado, él ya se encontraba allí. Tan hermoso como siempre: su pelo acomodado y su ropa perfectamente planchada. En cambio, yo llegaba con mi forma más casual y típica, y apenas dos gotas de perfume que había conseguido ponerme antes de salir a toda prisa. Lo saludé con un simple beso, del cual me arrepentí enseguida "Debería haberlo abrazado" Entonces comenzó a hablarme con su voz dulce y armónica que hacía que me derrita cada día, mientras me miraba fijo a los ojos " ¿Por qué lo hacía?" No eran lindos. Como decía mi padre: eran dos uvas negras. No merecían ser observadas por su preciosa mirada color miel.
Cuando por fín logré desprenderme de sus cautivantes ojos, me dí cuenta de que en sus manos había una diminuta cajita color perla, la cual agitaba entre sus manos nerviosamente. "¿Qué sería aquello?" Estaba segura que nuestro aniversario había pasado hace dos semanas, y ya le había regalado la camisa que traía puesta, y también estaba segura de que no era mi cumpleaños, sino mi madre ya me habría saludado por la mañana. "¿Qué era eso?"

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Llevaba ocho minutos esperandola. Los había contado porque estaba muy ancioso y no veía la hora de que llegara. Entonces la ví... con su atolondrada y hermosa forma de caminar, que siempre lograba sacarme una sonrisa, y su dulce y floral perfume que estaba seguro, invadía todo el lugar. Me saludó y dió un tierno beso, aunque enseguida me reprendí a mi mismo "Dale un abrazo, o una caricia... no seas tan frío"
Pero no podía porque estaba muy ocupado observando sus profundos ojos color café, mientras intentaba pronunciar palabras. Ni siquiera me daba cuenta qué le decía, porque su brillante sonrisa me distraía. Emtonces caí en la cuenta de que entre mis manos, seguía sosteniendo la cajita perlada que había comprado para el anillo.
Una véz que terminé de hablarle "No recuerdo sobre qué", vió la cajita, y un aire de preocupación cruzó en su rostro. Estaba seguro, de que se cuestionaba de que fecha especial se estaba olvidando, mientras que yo me cuestionaba cuál sería su respusta a mi propuesta: "¿Querés ser mi esposa?"

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